Febrero no ha sido tan teatral
como enero, cuatro obras en total: dos para adultos y dos infantiles, pero no
han estado mal. Os lo voy contando rapidito, que, para no variar, aunque
pretendía publicar este post la semana pasada, la gripe me ha impedido conseguir
mis planes. Allá vamos.
Teatro para adultos
He podido ver dos únicas obras
para adultos este mes, pero las dos me han gustado. Reconozco que La respiración, del genial Alfredo
Sanzol en el Teatro La Abadía fue capaz de conquistarme y que me parece una
obra absolutamente recomendable. En el caso de Sócrates, juicio y muerte de un ciudadano me encantó volver a ver a
José María Pou sobre el escenario, un actor que nunca defrauda, que siempre me
ha gustado pero por el que siento pasión desde que vi uno de sus últimos
montajes, A cielo abierto. Os hago un
pequeño resumen de mis impresiones sobre cada una de ellas.
La respiración. Teatro La Abadía
Hay obras mágicas en el teatro,
especialmente aquellas que vas a ver por alguna razón (no importa cuál), de las
que en realidad no sabes casi nada y que de repente en el patio de butacas te
enamoran. Esto exactamente es lo que me ocurrió con La respiración. Reconozco que fui a verla más que nada por la
curiosidad de cómo sería el último montaje de Alfredo Sanzol, que siempre
sorprende, y de un modo especial cuando escribe sus propias obras influenciadas
por su propia vida.
Sabía muy poco de La respiración antes de ir a verla.
Apenas unos trazos de su sinopsis: una mujer separada que se enfrentaba como
podía a la soledad intentando seguir adelante tras un matrimonio fallido de
muchos años. A priori, una historia que no me suscitaba especial interés,
porque además se presentaba como una de esas historias tristes, pero terminó
convirtiéndose en todo lo contrario, un auténtico canto a la vida y a recuperar
la esperanza. Esta obra resulta una auténtica catarsis de emociones, que
consigue arrastrar al espectador y que hizo que la gran mayoría de los
asistentes terminásemos extasiados y aplaudiendo como si no hubiese un mañana.
Se necesitan más textos así, desgarradores, que te bajen a los infiernos y te
refloten a la superficie, en un viaje emocional en el que arribas a la isla de
la esperanza.
Chapó a todo el elenco,
especialmente Nuria Mencía en el papel protagonista (que está sublime) y el
contrapunto estable que le da su madre en la ficción, interpretado
magistralmente por Gloria Ortiz. El resto de actores tienen un papel de mucho
menor peso en la trama, aunque están bien. Tengo un comentario personal sobre
Martiño Rivas pero me lo voy a guardar. Y ni qué decir que chapó y enhorabuena
al genial Alfredo Sanzol que, una vez más, ha sido capaz de sorprendernos y
enamorarnos en esta historia de los infiernos dantescos de la soledad donde finalmente
se llega a la estabilidad emocional que todos necesitamos.
Sócrates, juicio y muerte de un ciudadano. Naves del Español
Me va la tragedia, lo reconozco,
pero aunque este género arranca de la gran tragedia griega, a veces resulta
demasiado intensa. No me apetecía un Sócrates, y mucho menos ir al Matadero.
Esto es una absoluta fobia personal y es que ese lugar me da mal rollo y es un
mal rollo intrínseco, que nace de la boca del estómago. Puede resultar absurdo
pero igual que en el Teatro Lara me siento como en casa en el Matadero me da la
sensación de encontrarme en el infierno, los horrores que han visto esas
paredes, aunque fueran muertes de animales y no de personas, estoy segura de
que siguen ahí y aunque se llame en realidad Las Naves del Español todo el mundo en Madrid lo llama “El Matadero”
y es un lugar que no me gusta nada.
Todo esto viene a que pocos son
capaces de hacerme superar mis propias fobias y que me anime a ir hasta allí.
Pero José María Pou, la razón por la que me animé con Sócrates a pesar del
Matadero, es sin duda uno de ellos.
La historia de Sócrates no le es ajena
a casi nadie (menos a los que estudiamos latín y griego en BUP, cuando existía
eso), el filósofo que tanto luchó por la defensa de la Democracia en Atenas y
que murió precisamente por ella o por su perversión. El hombre más sabio de
todos los hombres, honrado, sin perversión, sin ambición y lo más alejado del
endiosamiento y la arrogancia. Ese hombre murió por los ideales que él mismo
había defendido con tanto ahínco, en el fondo por uno de los mayores pecados
del ser humano: la envidia.
Se me ocurren pocos actores que encajen mejor en el papel de Sócrates que José María Pou y aunque la obra se me hizo en ocasiones larga y demasiado densa, he de decir que sólo por verlo a él mereció la pena, incluso tener que ir al Matadero. Pou estuvo soberbio, con esa infinidad de matices de los que es capaz de dotar sus interpretaciones en una especie de calma continua que tan difícil me parece de hallar (calma junto a mil matices actorales es casi contradictorio, pero él lo logra). Estuvo muy bien acompañado en el elenco, especialmente por Amparo Pamplona (a la que hacía mucho que no veía) y Carles Canut. La mano de Mario Gas detrás se intuía perfectamente.
Teatro infantil
También fui con Henar a dos
espectáculos infantiles en febrero. Uno de ellos no era técnicamente teatro, ya
que fue el espectáculo de Disney On Ice, del que ya os hablé pormenorizadamente
aquí. Del otro, os hablo ahora mismo.
The Princess and the
Dragon. Auditorio Alcobendas
No era en realidad la primera vez
que veíamos esta obra, ya que la habíamos disfrutado hace casi dos años en el
Teatro Galileo. De hecho, ya os hablé en su día sobre ella aquí.
Pero en aquella ocasión el espectáculo fue en español y en este caso en inglés.
El primer aprendizaje que saqué
es que mi hija, a sus cuatro años, aún es demasiado joven para tragarse una
obra completa en inglés, porque pierde el hilo. Por ello, creo que en futuras
ocasiones esperaré un par de años para que pueda enterarse mejor en inglés.
Pero la obra estuvo bien, como cuando la vimos en el Galileo. Teatro para
títeres bien montado y con buen trasfondo. La princesa Valentina es una
princesa muy especial que, cuando tiene un problema, se pone rauda y veloz a
pensar para encontrar soluciones. El Dragón Artimañas quiere comérsela pero
ella no está dispuesta a permitírselo y será capaz de conseguir lo que se
proponga, es una chica con muchos recursos (y de armas tomar).
Creo que no tengo que explicar
mucho más por qué me gustan este tipo de historias para mi hija. Además, vino
bien ver esto, que ya con el mundo princesil Disney tenemos bastante (aunque
afortunadamente está cambiando y desde Blancanieves, Cenicienta y La Bella
Durmiente las princesas han cambiado y no esperan príncipes salvadores). Ya lo
decía Sabina: las niñas ya no quieren ser
princesas… aunque a la mía le va el mundo princesil y el brilli-brilli una jartá, que dirían en el sur.
Disney On Ice: Mundos Encantados
Ya os lo conté pormenorizadamente
y con ganas aquí.
Resumiendo, que es un espectáculo muy bonito, que en mi casa no nos perdemos
ningún año y que a mi hija le encanta, aunque el de este año me pareció el más
flojo de los tres que he visto.
Y hasta aquí ha llegado mi
febrero teatral. En marzo, entre Semana Santa y demás, creo que no va a ser un
mes especialmente teatral, pero la semana pasada fui a ver una obra a
Alcobendas (de la que ya os hablaré el mes que viene) y este jueves voy,
¡¡¡¡por fin!!!!, y sin que la gripe me lo impida, a ver el Hamlet de Miguel del Arco en el Teatro La Comedia con un Israel
Elejalde que creo que hace una interpretación para la que no hay palabras. Todo
el mundo habla maravillas de esta obra y yo me muero por verla.
NOTA: las imágenes de La respiración y Sócrates son oficiales de ambos montajes, si incumplo derechos al publicarlas, por favor enviadme un email y las retiraré a la mayor brevedad posible, gracias.
Qué de tiempo sin ir! Muy buen balance el tuyo.
ResponderEliminarBesotes!!!
Esta vez es más cortito Margari, pero ha estado muy bien el febrero teatral :)
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